Sara, una niña de 10 años en recuperación tras una cirugía de tumor cerebral, fue deportada con su familia.
El hecho ocurrió el 3 de febrero cuando fueron detenidos en un control migratorio en Sarita, Texas, mientras se dirigían de emergencia al hospital,
pese a las suplicas de sus padres por llegar al hospital mostrando documentación médica que explicaba la urgencia del caso.
La familia Hernández García —nombres ficticios por seguridad—, lleva más de una década viviendo en Estados Unidos.
Cuatro de sus cinco hijos, incluida Sara, son ciudadanos estadounidenses.
Durante la detención, agentes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) les confiscaron medicamentos, ignoraron pruebas de ciudadanía,
de esta forma fueron sometieron a malos tratos físicos y verbales, según denuncia el Texas Civil Rights Project.
Sara necesita atención médica especializada: sufre parálisis parcial, pérdida de memoria y convulsiones que requieren medicación diaria.
El DHS no permitió continuar su traslado hospitalario, y ahora, su familia solicita un parole humanitario para regresar a Estados Unidos para recibir el tratamiento para sobrevivir.
Con información de Nicholas Dale Leal