Bacalar, Quintana Roo, 6 de julio de 2025. – La Laguna de Bacalar, conocida por sus característicos «Siete Colores», cambia su tonalidad durante y después de las lluvias debido a procesos naturales provocados por el arrastre de sedimentos, materia orgánica y residuos provenientes de zonas cercanas, especialmente de los cuerpos de agua conectados a la laguna como ríos, arroyos y humedales.
De acuerdo con especialistas en ecología acuática, las lluvias incrementan el flujo de agua desde el sistema hidrológico subterráneo y superficial hacia la laguna, lo que causa una mezcla de aguas con distintos niveles de salinidad, turbidez y carga orgánica.
Esta mezcla modifica temporalmente la claridad y los reflejos característicos del agua, generando tonos más oscuros o verdosos.
Además, el ingreso de sedimentos puede cubrir los estromatolitos —formaciones microbianas milenarias que ayudan a oxigenar el agua—, afectando momentáneamente su funcionamiento ecológico y, por ende, la apariencia visual de la laguna.
Autoridades ambientales explican que este fenómeno es parte del ciclo natural de la laguna y no representa un daño irreversible, aunque también advierten que el crecimiento urbano, el uso inadecuado del suelo y el turismo sin control pueden intensificar estos cambios y alargar el tiempo de recuperación del ecosistema.
Se recomienda a visitantes y población local, contribuir con prácticas sustentables y respetar las zonas protegidas, especialmente durante la temporada de lluvias.
Por Mayra Sierra / inteligencia Colectiva