La procesión del silencio de San Luis Potosí es considerada la manifestación de fe más importante y numerosa de América, luego del viacrucis del Viernes Santo.
Es considerada patrimonio cultural inmaterial por el número de cofrades y visitantes que se unen en la celebración religiosa.
“Una procesión única, la compraran con la de España, pero es incomparable, son dos procesiones muy distintas, en San Luis se vive una gran solemnidad”, señala Carlos Montejano, cofrade del santo entierro y organizador.
Más de dos mil cofrades cargan las imágenes representativas de los templos de la ciudad; los altares sobrepasan una tonelada de peso, los cuales son cargados en penitencia o como manda por los favores recibidos.
“Ya armada anda yo creo en unos mil 200 kilos, más o menos ya armada”, destaca Agustín Díaz, cofrade al hablar de los altares que se cargan en la procesión del silencio.
Unos van descalzos, otros van con huaraches, otros van con grilletes y se supone que van pagando una manda“, abunda Ramón Méndez, quien también es cofrade.
Esta manifestación de fe es un atractivo para los turistas nacionales y extranjeros, alrededor de 100 mil espectadores serán partícipes de la procesión del silencio potosina.
Es algo muy bonito porque conserva esa tradición de la Semana Santa y es algo que en algunos países ya se está perdiendo”, refiere, por su parte, Raquel Fernández, turista española.
Más allá de las tradiciones, la Iglesia Católica espera que estas expresiones culturales sirvan para aumentar la solidaridad entre los mexicanos.
“Todo esto sea un mensaje, sobre todo para sentirnos solidarios con tantas personas que viven solas, que no tienen quien les dé la mano, ojalá todo esto nos ayude a ser más solidarios con todos y sentirnos más cercanos unos con otros”, refiere Carlos Cabrero, arzobispo de la entidad.
Información Omar Hernández