En una democracia, el poder emana del pueblo, y votar es la herramienta fundamental para ejercerlo.
Si el pueblo elige al presidente y al Congreso, también debe tener voz en la elección de quienes imparten justicia.
Elegir a ministros, jueces y magistrados mediante el voto popular abre la posibilidad de una justicia más cercana y representativa.
Votar no solo define gobiernos, también puede transformar instituciones.
Es un acto de participación directa que fortalece la rendición de cuentas, exige transparencia y puede recuperar la confianza ciudadana en el sistema judicial.
La propuesta de someter al Poder Judicial al voto popular subraya que la democracia no debe limitarse al poder ejecutivo o legislativo: el voto también puede ser un instrumento para democratizar la justicia.
Por Mayra Sierra / Inteligencia Colectiva