El reciente descubrimiento de una tumba real en el sitio arqueológico de Caracol, en Belice, ha aportado información clave sobre los orígenes del linaje gobernante en esta antigua ciudad maya y reaviva el debate sobre las conexiones entre civilizaciones mesoamericanas
Investigadores de la Universidad de Houston, encabezados por los arqueólogos Arlen F. Chase y Diane Z. Chase, localizaron la sepultura de Te K’ab Chaak (cuyo nombre puede traducirse como “Rama de Árbol Dios de la Lluvia”), considerado el primer soberano de Caracol y fundador de su dinastía real.
El entierro, fechado hacia el año 331, se encontró bajo un santuario familiar en el interior de la Acrópolis Noreste.
El estudio de los restos óseos indica que el gobernante medía cerca de 1.70 metros y murió en edad avanzada.
Su sepultura incluía un lujoso ajuar funerario que destaca por su riqueza simbólica y material: once vasijas de cerámica, tubos de hueso finamente tallados, joyería de jadeíta, una máscara de mosaico, conchas del Pacífico y otros elementos perecederos.
Este hallazgo fortalece la hipótesis de que Caracol ya contaba con una estructura de poder consolidada antes de los eventos del año 378, conocidos como la «entrada», cuando iconografía y elementos culturales teotihuacanos comenzaron a aparecer de manera abrupta en monumentos mayas.
Durante décadas se asumió que ese episodio marcaba el inicio de contactos pan mesoamericanos significativos. Sin embargo, Diane Chase señala que los recientes descubrimientos, incluyendo esta tumba, apuntan a que las conexiones entre los mayas y otras culturas mesoamericanas podrían haberse establecido mucho antes y de manera más amplia de lo que se creía.