Un corazón metálico fue implantado por primera vez en el cuerpo de una persona. Se trata de un dispositivo desarrollado por BiVACOR, que logró mantener con vida a un hombre de 58 años en Estados Unidos. Este dispositivo funcionó como un bombeador de sangre temporal construido en titanio.

El equipo fue diseñado con la intención de reemplazar la función total de un corazón humano de carne y hueso durante el mayor tiempo posible. Aunque replica las funciones de un corazón humano, el corazón artificial total (TAH) no late como uno real; en realidad, se asemeja más a un motor o a un turbocompresor.

No cuenta con cámaras flexibles ni diafragmas de bombeo, pero, según la compañía, es lo suficientemente potente para mantener a una persona activa incluso durante el ejercicio. Además, es bastante pequeño, lo que permite adaptarse tanto a hombres como a mujeres.

Su construcción es de doble cámara, del tamaño de un puño, y gracias a sus materiales es prácticamente irrompible. También puede resistir la corrosión y el desgaste mecánico.

Aunque tiene partes móviles, estas se encuentran ocultas en su interior. Hay un único rotor de levitación magnética que se encarga de llevar la sangre a los pulmones y distribuirla al resto del cuerpo. Al no entrar en contacto con otras superficies, no hay riesgo de que la fricción provoque daños con el paso del tiempo.

Para funcionar, el TAH es alimentado por un pequeño dispositivo de control externo, portátil, que se conecta al cuerpo a través del abdomen.

De acuerdo con BiVACOR, el desarrollo de este producto tomó diez años, múltiples diseños y docenas de estudios con animales. Finalmente, se obtuvo la oportunidad de probarlo en un paciente vivo con insuficiencia cardíaca en etapa terminal, en el Centro Médico Baylor St. Luke’s del Instituto del Corazón de Texas, sin mayores complicaciones.

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