La desesperación de personas que tienen un familiar desaparecido les obliga a emprender una búsqueda urgente y eso las vuelve blanco de gente que estafa con ello.
El modo de operar de estos sujetos es similar: se acercan con información alarmante sobre la persona ausente, que entregan como un “regalo».
Luego le dicen a las personas que su familiar está vivo, pero en una ubicación vaga, que lo drogaron o sufrió un accidente que lo hizo perder la consciencia y necesitan rescatarlo con urgencia. Posteriormente, la nueva información se cobra.
El caso más reciente es el de “Ofelia”, quien recibió un mensaje de una amiga que la invitaba a escribirle por WhatsApp a una conocida suya que era médium. Ella busca a su hijo, desaparecido a inicios de julio, y le escribió a la mujer.
Esta persona se presentó como maestra de reiki y le contó de las visiones que supuestamente había tenido sobre su hijo: que él se había ido con más amigos y habían tenido un contratiempo grave, que el joven estaba “ido” y había sufrido muchos abusos y tenía que rescatarlo urgentemente. Tenía que ir a buscarlo a Colima o Ciudad Guzmán.
“Todo lo que me dijo me hizo mucho daño, desde entonces tengo ataques de pánico y de ansiedad“, explicó.
Lo que esta supuesta médium le dijo a “Ofelia” provocó que ella casi tomara un camión de madrugada para salir a las calles de Ciudad Guzmán a buscar a su hijo; su familia la tuvo que sedar para tranquilizarla.
En el caso de Araceli, el costo de acercarse a estas personas, además de emocional, también fue económico, cuando iniciaba la búsqueda de Epifanio López, de 75 años. La última vez que su familia lo vio, el 26 de febrero de 2019, estaba en un parque en Tlajomulco, Jalisco.
Por medio de una vecina me enteré de una persona, vidente, curandera, y en la desesperación de que no encontrábamos a mi tío, esta persona me dijo ‘yo te voy a ayudar a encontrar a tu familiar, pero para eso se necesita dinero, porque ese es mi trabajo’ y hoy yo entiendo que sí, ese es su trabajo: sacarle dinero a la gente, engañar a la gente”, lamentó Araceli.
Ella relató que esta mujer le daba detalles muy vagos sobre la ubicación de su pariente, hasta que ella finalmente aceptó que sólo la estaban estafando.
Te dan una esperanza, una ilusión. Para mí pasaban los meses y nada y yo fui con esta persona y la verdad pues resultó ser puro engaño, pero tú tienes la esperanza de que te diga exactamente dónde está, pero sólo me daba largas, porque pues lo único que quería era dinero, y pues me cansé”, dijo Araceli.
Ella pagaba mil pesos por sesión a esta mujer, y dice que acudió seis veces. Luego se enteró de que otros familiares también habían sido estafados por otros “brujos”.
Un tercer caso ocurrió en Colima, cuando la familia de Pedro buscaba a su hermano Gil, desaparecido en Tecomán, en noviembre de 2022.
Hay gente que te llama exclusivamente para ofrecerte sus servicios porque ven tus números personales en tus publicaciones (de redes sociales), te dicen que ellas lo habían visto en sus visiones y muchas de esas señoras decían lo mismo: que lo veían muy golpeado, que no sabía quién era él, que andaba por las calles y que Gil había perdido la memoria”, aseveró Pedro.
“Mi familia nunca había creído en esas cosas, pero de pronto empezaron a visitar a mujeres que tiraban las cartas; fueron a Suchitlán, a Coahuayana, a Lázaro Cárdenas.
No sabes la cantidad de dinero gastaron en transportes, en comprar velas y chin… para rituales. Un día uno de esos le dijo a mi papá que no podía salir de la casa porque Gil iba a volver y si no lo encontraba se iba a ir; desde ese día mi papá no volvió a salir de casa”, continuó.
A Gil lo encontraron en una fosa clandestina en Tecomán, en diciembre de 2022, un mes después de su desaparición.
La familia de Pedro fue notificada del hallazgo del cuerpo de su hermano hasta abril de 2024. El cuerpo estuvo un año y cuatro meses en el Instituto Colimense de Ciencias Forenses, mientras sus padres pagaban dinero a brujos y santeros que les prometían encontrarlo.
Información de Agencia Reforma