En las últimas semanas, México ha sido golpeado por una intensa ola de calor que ha abarcado una amplia extensión del territorio nacional, provocando un notable aumento en las temperaturas en numerosos estados de la República Mexicana.

Este fenómeno no solo representa una amenaza para la salud de la población, sino que también ha generado un incremento significativo en la demanda de electricidad, lo que ha desencadenado apagones masivos en diversas zonas del país.

Cada año, durante las temporadas de primavera y verano, el país enfrenta el desafío recurrente de lidiar con las altas temperaturas. Estos periodos, en su mayoría, son resultado de la influencia combinada de la ola de calor, la canícula y el domo de calor, fenómenos climáticos que persisten a lo largo de los meses correspondientes a dichas estaciones.

Según las proyecciones de las autoridades, se espera que durante el próximo mes de julio se manifieste plenamente la canícula de calor en México. Este fenómeno se extenderá a lo largo de un periodo total de 40 días.

Actualmente, nos encontramos enfrentando los efectos de la tercera ola de calor y un domo de calor de características «infernales». Estos eventos climáticos extraordinarios están contribuyendo a elevar las temperaturas a niveles excepcionalmente altos, superando los 45°C en varias áreas de la República Mexicana.

Según National Geographic, un domo de calor se forma cuando una región queda atrapada bajo una masa de aire caliente debido a la presión atmosférica elevada. Esta situación crea un incremento notable en las temperaturas, funcionando como una especie de burbuja de aire caliente que se desarrolla bajo condiciones de alta presión.

La canícula es un fenómeno meteorológico que se caracteriza por una disminución en las precipitaciones debido a la acción de los vientos alisios, que, al soplar con fuerza desde el Este, impiden la formación de nubes sobre el océano.

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